Descripción de la «bestia loca» deja perplejos a los científicos

Hace unos 66 millones de años, poco antes de que los dinosaurios desaparecieran de la faz de la Tierra, los mamíferos eran muy pequeños, en su mayoría del tamaño de una musaraña o un ratón. Sin embargo, en el supercontinente sur de Gondwana, que principalmente unía lo que hoy son África, Suramérica y Australia, deambulaba una criatura gigante en relación con el resto, el Adalatherium, que, traducido de los idiomas malgache y griego, significa «bestia loca».

Este animal, conocido únicamente por un esqueleto casi completo y exquisitamente conservado hallado en Madagascar, era realmente extraño. Comparable en tamaño a una zarigüeya de Virginia, tenía más vértebras del tronco que la mayoría de los otros mamíferos, extremidades traseras musculosas colocadas como las de los cocodrilos modernos, pero patas delanteras veloces metidas debajo del cuerpo, como se ve en la mayoría de los mamíferos de hoy. Además, sus dientes frontales se parecían a los de un conejo y los posteriores eran completamente diferentes a los de cualquier otro mamífero conocido, vivo o extinto. Completaba el rompecabezas un extraño espacio en los huesos en la parte superior del hocico que no se sabe para qué sirve.

Una nueva investigación publicada hoy en el Journal of Vertebrate Paleontology describe con detalle al animal. El estudio, de 234 páginas, es parte de la prestigiosa Serie de Memorias de la Sociedad de Paleontología de Vertebrados (SVP), una publicación anual especial que proporciona un tratamiento más profundo de los fósiles de vertebrados más importantes. El anuncio inicial del descubrimiento se hizo en la revista « Nature» a principios de este año.

Adalatherium pertenece a un grupo extinto de mamíferos conocidos como gondwanaterios, que fueron descubiertos por primera vez en la década de 1980 y, hasta hace poco, solo estaban representados por unos pocos dientes aislados y fragmentos de mandíbula. Pero incluso esos escasos restos ya indicaban que eran muy diferentes de otros mamíferos contemporáneos.

La integridad y la excelente conservación del esqueleto de Adalatherium abren nuevas ventanas sobre cómo eran y vivían estos animales, pero el equipo internacional que se ha ocupado del estudio aún sigue perplejo. «Sabiendo lo que sabemos sobre la anatomía esquelética de todos los mamíferos vivos y extintos, es difícil imaginar que uno así podría haber evolucionado; rompe muchas reglas», explica David Krause, responsable de la investigación en el Museo de Naturaleza y Ciencia de Denver.

Patas de cocodrilo

Aunque la reconstrucción realista de Adalatherium muestra a una criatura similar a un tejón común y corriente, su «normalidad» es sólo superficial. Debajo de la superficie, su esqueleto es extravagante. «Es simplemente extraño. Tratar de descubrir cómo se movía, por ejemplo, fue un desafío porque su parte delante nos cuenta una historia completamente diferente a la de su parte posterior», señala Simone Hoffmann, del Instituto de Tecnología de Nueva York.

Si bien sus musculosas patas traseras con grandes garras pueden indicar que Adalatherium era un excavador poderoso (como los tejones), sus patas delanteras son más similares a las de los mamíferos vivos que pueden correr rápido. Las extremidades también indican que su postura era un híbrido entre la de mamíferos vivos y sus parientes más antiguos. Sus extremidades anteriores estaban escondidas debajo del cuerpo (como se ve en la mayoría de los mamíferos hoy en día) pero las traseras estaban más extendidas (como en los cocodrilos y lagartos).

Dientes de conejo

Los dientes, reconstruidos mediante el empleo de micro tomografía computarizada de alta resolución y modelado digital extenso, parece estar hechos para un herbívoro, pero por lo demás son más que extraños. Los dientes frontales estaban en constante crecimiento, parecidos a los de un conejo o un roedor, pero los posteriores son inclasificables. Hasta tal punto son raros, dicen los científicos, que si solo se hubieran encontrado esas piezas, el misterio de lo que era este animal probablemente no se habría resuelto. Por si fuera poco, hay un agujero en la parte superior del hocico para el que simplemente no hay explicación.

La «bestia loca» pesaba poco más de tres kilos. No era particularmente grande para los estándares actuales, pero suponía un gigante en comparación con los mamíferos del Cretácico. En el momento en el que vivía, Madagascar ya había sido una isla separada de África durante más de 150 millones de años y del subcontinente indio durante más de 20 millones de años. Los científicos creen que esta condición insular podría explicar muchas de sus características extraordinariamente peculiares.

«Adalatherium es una pieza importante en un rompecabezas muy grande sobre la evolución temprana de los mamíferos en el hemisferio sur, uno en el que todavía faltan la mayoría de las otras piezas», agrega Hoffmann. Su descubrimiento pone de manifiesto cuánto queda por aprender de los primeros mamíferos de Madagascar y otras partes del hemisferio sur.

Fuente: https://www.abc.es/


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