¿Debemos preocuparnos por los asteroides que se aproximan a la Tierra?

Cada vez es más usual encontrar en los portales de distintos medios de comunicación titulares que anuncian la misma noticia catastrófica: el amenazante acercamiento de asteroides hacia el planeta Tierra.

El último hace alusión a “siete asteroides que se acercan a la Tierra esta semana, dos de los cuales se acercarán a una distancia menor que la que nos separa de la Luna, que se encuentra a unos 385.000 kilómetros”.

Basta con ‘googlear’ la palabra asteroide para darse cuenta del interés que estos infames objetos del cosmos representan para los medios de comunicación y sus lectores, quienes inevitablemente los asocian con potenciales eventos de extinción masiva, como la que tuvo lugar hace millones de años y que acabó con los dinosaurios.

¿Pero, qué tan inminente es el riesgo de que un asteroide impacte al planeta causando un cataclismo que desaparezca a la humanidad?

En primer lugar, es importante saber de dónde proviene esta información que publican los portales de noticias. En la mayoría de casos, se trata de datos extraídos de la página del Centro para Estudios de Objetos Cercanos a la Tierra (Cneos, por sus siglas en inglés).

Este instituto está afiliado al Laboratorio de Propulsión a Chorro de la Nasa (en Pasadena, California) y su página web es de acceso púbico y puede ser consultado en cualquier momento por cualquier persona.

Dentro de sus misiones, el Cneos calcula, con alta precisión, las órbitas de objetos como los asteroides y los reporta a la Oficina de Coordinación de Defensa Planetaria de la Nasa.

De esta manera, intentan predecir las probabilidades de impacto durante el próximo siglo.

Según el Cneos, se considera que un objeto es cercano a la Tierra si pasará a menos de 20 veces la distancia entre la Luna y la Tierra, equivalentes a 7’700.000 kilómetros.

El Cneos lleva un registro de los Objetos Cercanos a la Tierra entre los años 1900 y 2200. Indica, además, datos como su distancia, diámetro, velocidad, magnitud (una medida de su brillo) y las fechas de mayor acercamiento. Los visitantes del portal pueden filtrar los resultado en diferentes periodos de tiempo.

Solo para tener una idea: en el próximo año, este centro calcula que alrededor de mil objetos pasarán cerca de la Tierra.
¿Implican estos números un peligro?

El astrofísico Jorge Zuluaga, profesor titular de la Universidad de Antioquia, y quien ha llevado a cabo investigaciones para intentar descifrar la probabilidad de que un asteroide caiga en un determinado punto de la Tierra, explica que para dimensionar la amenaza hay que tener en cuenta dos factores fundamentales: En primer lugar, la frecuencia de los acercamientos, y, en segundo, las distancias en el espacio.

Así, Zuluaga plantea unos sencillos cálculos: “Comencemos por la frecuencia de las aproximaciones: En el último año se aproximaron a la Tierra unos 1.200 asteroides, con tamaños entre los 2 y los 400 metros, la mayoría de ellos, realmente, no más grandes que unos 30 metros. Estos asteroides se acercaron a nuestro planeta a distancias menores que 20 veces la distancia a la Luna, que define lo que llamamos la “esfera de influencia gravitacional de la Tierra” y es también el rango en el que una aproximación asteroidal se considera ‘peligrosa’”, asegura Zuluaga.

Según Zuluaga, incluso, estos números podrían ser aún mayores: “se calcula que por cada asteroide de unas decenas de metros que se detecta, hay aproximadamente otros 100, con tamaños similares, que pasaron desapercibidos incluso para los mejores telescopios de los astrónomos”, dice.
“Es decir, el número real de asteroides que podrían aproximarse a la Tierra en un año típico rondaría los 100.000. Esto equivale a que, en promedio, 10 de ellos entran en la esfera de influencia de la Tierra ¡cada hora! (y un número similar salen también afortunadamente)”, agrega el científico.
La cuestión de la distancia

Zuluaga reconoce que las anteriores cifras “no ayudan mucho a reducir la ansiedad por la amenaza astronómica que nos venden algunos medios de comunicación”.

Y es, justamente aquí, cuando entra en juego el otro factor fundamental a ser considerado: el inmenso tamaño del espacio interplanetario.

Como ya se ha dicho, se considera que un acercamiento de un asteroide es peligroso cuando la roca cósmica pasa a menos de 20 veces la distancia a la Luna. Aunque parece un número pequeño, no lo es: Veinte distancias lunares equivalen aproximadamente a 1’500.000 km o, lo que es lo mismo, 1.200 veces el tamaño de la Tierra.

Para entender el escenario, el astrofísico Zuluaga propone el siguiente ejercicio:

“Imaginemos que desde el borde de una enorme esfera de 1.500.000 km de radio, el sistema solar dispara indiscriminadamente, y en todas direcciones, lo que podríamos considerar diminutos granos de polvo (los asteroides). Los humanos, que somos apenas un pegote biológico sobre un diminuto punto azul 1.000 veces más pequeño que esta mesa de billar cósmico, estamos muy preocupados porque uno de esos granos de polvo podría evaporar a París o a Bogotá”.

Un modelo a escala

Como no son distancias a las que los humanos estemos acostumbrados, Zuluaga plantea construir un modelo imaginario a escala, en dos dimensiones, del espacio vecino a la Tierra.

En este modelo, la Tierra es un pequeño agujero, de un centímetro de diámetro, en la mitad de una cancha de fútbol.

“Imaginemos ahora, en el borde del campo, a muchos monos que lanzan, en forma desordenada, canicas muy pequeñas en todas direcciones (¡sí! incluso hacia las tribunas; recuerden que son monos, no astrónomos)”, señala Zuluaga.

“Si nos aseguramos de que los monos lanzan en promedio 10 canicas, la situación sería muy parecida a la que tenemos con los asteroides cercanos a la Tierra. La probabilidad que un mono logré hacer que una canica entre en el agujero de la Tierra en el centro del campo, sin proponérselo, es tan pequeña como la probabilidad de que un asteroide de unas decenas de metros impacte a la Tierra mañana”.

“¿Entienden ahora porque no hay que estar particularmente asustados por las aproximaciones de asteroides?”

No obstante las bajas probabilidades que describe Zuluaga, es un hecho que, aunque raros, los impactos ocurren.

En el último año, entre 5 y 10 impactos de asteroides no más grandes que una vaca ocurrieron en toda la Tierra.

Se trató de rocas tan pequeñas que, por su velocidad, se quemaron casi completamente en el aire antes de llegar al piso, produciendo un llamativo fenómeno luminoso, conocido como bólido, en los cielos de algún lugar remoto, posiblemente en la mitad de los océanos.

Y los lanzamientos continúan. Día tras día, año tras año. Se calcula que en unas décadas la lotería se habrá jugado tantas veces que un asteroide del tamaño de un edificio entrará a la atmósfera y producirá una explosión tan grande que podría afectar alguna zona poblada del planeta (como ocurrió en 2013 en la región de Chelyabinsk en Rusia).

“Pero podríamos esperar siglos para que el billar ciego envíe un objeto suficientemente grande como para asustarnos. Mientras tanto, sigan disfrutando de los cielos atravesados continuamente por miles de asteroides invisibles, en su mayoría, francamente inofensivos”, puntualiza Zuluaga.

Fuente: https://www.eltiempo.com/


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