De Chín-Va el Piloto a Simbad el Marino
Distinguido Simbad el Marino:
No obstante el tuyo sólo ser un relato de una imaginaria historia, muy lejana en el tiempo y el espacio, agradeceré tu paciencia para escuchar las quejas y lamentos de este humilde piloto aviador dominicano.
Asimismo te aclaro que “Chín-Va el Piloto” no es mi nombre verdadero, sino un apodo del cual me he hecho merecedor por tener muy pocas oportunidades de volar, y como los dominicanos utilizamos la palabra “chín” como un sinónimo de poco, con esto dejan entrever que soy un piloto que voy muy poco.
Que paradójicas resultan las cosas de la vida, porque mientras a ti Las Mil y Una Noches te hicieron famoso, yo en cambio vivo en el anonimato producto de los mil y un trabajos en que se desenvuelve la cotidianidad de mi existencia.
Con honestidad te envidio por las oportunidades que tuviste durante esas maravillosas aventuras de tus siete viajes. Por mi parte, hasta para hacer unas horitas de vuelo tengo que ponerme a “piratear” cual si fuera un Barba Negra o Francis Drake.
Gran suerte la tuya, con una bella Scheherazade que contara tus episodios y un Rey Sharyar que escuchaba interesado; sin embargo nuestro sector tímidamente habla y en algunas ocasiones nos oyen, mas rara vez nos escuchan.
Finalmente, a pesar de grandes sinsabores y vericuetos el tuyo fue un final feliz y hasta pudiste contar a Simbad el Pobre como te convertiste en un hombre rico ‘por Fortuna y Destino’; mientras en cambio los aviadores y técnicos dominicanos tendremos que buscar a un Nostradamus, para ver si es capaz de predecir cuantas décadas serán necesarias para tener una aviación civil competitiva y saneada.
Con la ilusión de no haberte abrurrido con mi triste testimonio, se despide,
Atentamente,