Consejos dietéticos para evitar malestares cuando se vuele en avión

Madrid.- Los viajes largos en avión son cada vez más frecuentes. Ya sea por trabajo o por placer, muchas personas emprenden vuelos de diez horas o más, sobre todo, en época de vacaciones. En casi todos los casos, los síntomas tras el viaje se repiten: cansancio, turbidez, pesadez de cabeza, hinchazón de las piernas y, en ocasiones, molestias digestivas.

Ninguno de ellos es agradable, pero todos se pueden evitar y, en este aspecto, la alimentación es clave. Practicar los ejercicios pertinentes con los brazos, las piernas o el cuello, pasear cada cierto tiempo por el pasillo y el tipo de alimentos que tomamos antes y durante el trayecto puede prevenir y aliviar esos malestares o, por el contrario, acentuarlos.

En este artículo se proponen consejos dietéticos para evitar las molestias habituales, se reseña por qué no es conveniente llevar comida de casa y se explica por qué la digestión en un avión es diferente.

Aviones y alimentación: consejos dietéticos para evitar las molestias habituales

Antes de emprender el vuelo y durante el mismo, debemos seguir una alimentación liviana, fácil de digerir y que nos proporcione suficiente hidratación para evitar la retención de líquidos, la pesadez y las molestias digestivas, como la hinchazón abdominal o los gases.

• Retención de líquidos. Repercute en la sensación de pesadez y de piernas hinchadas y cansadas. Cuanta más agua se beba, con mayor facilidad se eliminan los líquidos acumulados. Son más adecuadas las aguas sin gas y de baja mineralización. Beber zumos de frutas o de hortalizas (tomate), además de hidratar, nos provee de potasio, que ayuda a orinar más. Pedir un té o una infusión después del menú también es efectivo para orinar más y no retener líquidos. En la medida de lo posible, conviene no añadir más sal a las comidas que se sirven en el avión. La sal tiene sodio y este mineral retiene líquidos y entorpece la circulación, lo que empeora la pesadez e hinchazón de las piernas.

• Distensión abdominal, pesadez de estómago. Para prevenir la formación de gases y las malas digestiones, antes y durante el vuelo se debe evitar comer demasiado, así como las comidas grasientas o muy condimentadas. Es aconsejable evitar también el consumo de verduras flatulentas, como alcachofas, pimientos o cebollas (en especial crudas), pepinos y verduras de la familia de las coles. La lechuga también causa la molesta hinchazón abdominal, por lo que se evitará tomarla en la cena si el vuelo es nocturno. Las bebidas carbonatadas, con gas, proporcionan sensación de hinchazón y distensión abdominal, de manera que se deben evitar en la medida de lo posible. Si el problema de la distensión abdominal es muy acusado y molesto, se puede comenzar días antes a tomar, como preventivo, un complemento de probióticos (bifidobacterias y lactobacilus) para reforzar la flora intestinal y combatir los gases. La mezcla de varias plantas digestivas y carminativas (favorece la expulsión de gases) en infusión (hinojo, anís, manzanilla, melisa y regaliz) puede ser un buen remedio para tomar en sustitución del café, ya sea de postre o entre horas.

• Hipoglucemias y mareos. Son causa de debilidad, fatiga, mareos, turbidez de la vista y mental, sudoración, náuseas y ansiedad debido a la falta de glucosa, principal sustrato energético del cerebro. Estos síntomas son posibles si se llevan muchas horas sin probar alimento o tras picotear solo alimentos y bebidas dulces. Para no llegar a esta situación indeseable, es indispensable que las comidas incluyan hidratos de carbono complejos; un trozo de pan, un bocadillo, algo de arroz o de pasta, unos colines o unas tortas de cereales… Si a pesar de esto sucede, la manera rápida y eficaz de resolverlo es tomar un alimento rico en azúcares, como un sobre de azúcar o un zumo. A continuación, una vez que la persona se reponga del malestar, conviene completar la comida con algo más sustancioso, donde haya mezcla de azúcares rápidos (fruta, yogur) e hidratos complejos.

Comer comida propia en el avión: un riesgo que se debe evitar

En los vuelos transatlánticos se ofrecen menús para los pasajeros que, aunque no siempre reúnen los criterios de equilibrio nutricional o de gustos y apetencias, sí garantizan la cuestión de la seguridad alimentaria. Es lógico pensar que las compañías aéreas desaconsejen tanto a su tripulación como al pasaje llevarse su propia comida en los vuelos porque escapa a sus estrictos controles sanitarios. Con esta medida se intenta evitar cualquier riesgo añadido de toxiinfecciones alimentarias.

Con respecto a los miembros de la tripulación que tienen tareas semejantes, tanto los tripulantes técnicos (pilotos) como los tripulantes de cabina de pasajeros, la norma general es que deben comer diferentes platos para evitar posibles intoxicaciones en masa. La mitad de la dotación de las comidas es distinta, si bien todos los menús reúnen los criterios de ser ligeros, variados y nutritivos, tanto en tipo de alimentos (ensaladas, verduras, pasta, arroz…) como en preparaciones culinarias, que evitan los rebozados, las frituras y los guisos muy grasos.

En cuestión de recomendaciones alimentarias, una norma estricta común en todas las aerolíneas es la ausencia total en el consumo de bebidas alcohólicas por parte de la tripulación, así como la recomendación de beber abundantes líquidos (en especial agua, infusiones, tés o zumos) y evitar las bebidas con gas por las molestias digestivas que generan.

La digestión en un avión: por qué es diferente

El médico aeronáutico José María Pérez Sastre, miembro de la Sociedad Española de Medicina Aeroespacial (SAME) advierte en una publicación sobre los cambios fisiológicos que suceden en el organismo cuando se viaja en avión a 10.000 metros de altura. Son cambios importantes, que requieren adecuar la alimentación. Los principales son: disminución de la movilidad del tubo digestivo (por lo que el vaciado del estómago es lento), reducción de la secreción gástrica y expansión de los gases intestinales.

A esto, que no es poco, se añaden las variaciones en la presión tras el despegue. Estas provocan que el aire seco de la cabina reseque la nariz y se adormezcan hasta un tercio de las papilas gustativas. Ambos factores entorpecen el olfato y el gusto, por lo que apenas se disfruta de la comida.

Fuente: http://www.consumer.es. Escrito por MAITE ZUDAIRE.


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