Conozca algunos de los potentes telescopios que observan el universo desde el espacio

A millones de kilómetros de nuestro planeta hay cinco ubicaciones conocidas como los puntos de Lagrange. Son zonas del espacio donde los científicos han encontrado que la atracción gravitacional combinada de un cuerpo masivo (como la Tierra) que orbita alrededor de otro (como el Sol) está en equilibrio con la fuerza centrípeta necesaria para moverse con ellos.

En palabras más simples: son puntos idóneos para que objetos de masas mucho más pequeñas, como las naves espaciales, permanezcan allí, orbitando atrapadas por la acción de estas fuerzas, sin que esto les implique mucho gasto en materia de energía.

Específicamente, el punto de Lagrange 2 (L2) –el cual se encuentra a 1,5 millones de kilómetros de nuestro planeta, directamente en la línea Tierra-Sol– alberga hoy potentes telescopios espaciales con los que la humanidad trabaja por desentrañar los misterios del universo, como el James Webb, el Gaia, y, la más reciente adición, el Euclid, de la Agencia Espacial Europea, que hoy atraviesa su etapa de alistamiento para comenzar a enviar datos científicos.

Aunque se encuentran en posiciones similares, se trata de observatorios espaciales con capacidades, dimensiones y objetivos que esperan reconstruir partes de la historia del universo diferentes.

Esta semana el telescopio espacial James Webb (JWST) completa un año dándole a conocer al mundo imágenes y mediciones del universo como nunca antes lo habíamos visto, con una nitidez de la que solo es capaz el observatorio de su tipo más potente que se ha lanzado al espacio.

Webb es el principal observatorio científico espacial de la Nasa y el resultado de una colaboración con la Agencia Espacial Europea (ESA) y la canadiense (CSA). Fue diseñado para aprovechar los descubrimientos de otras naves espaciales, como el telescopio espacial Hubble y el telescopio espacial Spitzer; a diferencia del primero, que observa el universo en luz visible y ultravioleta, el JWST se centra en el infrarrojo, una longitud de onda importante para observar objetos lejanos a través del gas y el polvo.

Gracias a esto y a su gran tamaño (tiene un espejo primario de 6 metros de diámetro), Webb puede observar todo el cosmos, desde planetas a estrellas, pasando por nebulosas y galaxias, ayudando a los científicos a descubrir los secretos del universo lejano y de los exoplanetas cercanos.

Además, el JWST ha empezado a explorar los planetas de nuestro sistema solar con nuevos y exquisitos detalles y a buscar las débiles señales de las primeras galaxias que se han creado.

Gaia

Es una misión de la ESA lanzada en 2013 con el objetivo de crear el mapa multidimensional más preciso y completo de la Vía Láctea, que ayudará a los astrónomos a reconstruir la evolución del pasado (y del futuro) de nuestra galaxia durante miles de millones de años. Un proyecto que ha generado tres entregas, la última el año pasado.

Equipada con una cámara de 1.000 millones de pixeles, dos telescopios ópticos y un espectrómetro, el objetivo de Gaia es complementar el trabajo adelantado por la misión Hipparcos (1989), el primer satélite que trazó la posición de las estrellas. Algo que será posible gracias a que el área de recolección de los espejos primarios de Gaia capta más de 30 veces la luz de su predecesor, lo que permite mediciones más sensibles y precisas.

Euclid

Aunque no es tan grande como el Webb, entre las cualidades que se destacan de Euclid, el observatorio que lanzó al espacio la ESA el pasado 1.° de julio, está su gran capacidad para registrar datos de un gran campo de visión. Se espera que en días recabe un mayor volumen de datos que los que ha recopilado el Hubble en 32 años de servicio.

La misión, que durará seis años, buscará crear el mayor y más preciso mapa tridimensional del universo jamás visto, incluyendo las posiciones de miles de millones de galaxias, dónde se encuentran ahora y dónde estuvieron en el pasado. Esto con el fin de intentar averiguar cómo ha sido la evolución de la materia y la energía oscura a lo largo de la historia.

Fuente: https://www.eltiempo.com/


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