Cómo funciona el proyecto de reciclado de autos eléctricos

En octubre pasado Infobae tuvo la posibilidad de conocer las instalaciones de Refactory, una unidad dedicada especialmente a la recuperación de autos y partes de Renault para reinsertarlos al mercado de segunda mano. Se encuentra ubicada en las clásicas instalaciones de la planta de Flins, al oeste de París, junto con otras unidades de negocio de la marca francesa, como la investigación de nuevas tecnologías y el fabuloso centro de monitoreo a distancia de todas las plantas que la firma tiene en el mundo.

La idea es verdaderamente trascendente en este particular momento de la industria automotriz, porque con la premisa de contaminar menos y alcanzar la meta de carbón cero para 2050 en todo el continente europeo, no solo se trata de hacer autos sustentables y de fabricarlos utilizando recursos renovables de energía, sino también de recuperar partes y desechos de los procesos de fabricación y de los autos mismos cuando sufren accidentes o son dados de baja tras cumplir su ciclo de vida útil.

En Alemania, los investigadores de Fraunhofer están involucrados en un proyecto similar llamado EKODA (acrónimo de Effiziente und wirtschaftliche Kreislauforientierte Demontage und Wiederaufbereitung), que tiene por misión desarrollar una alternativa al desguace de automóviles usados o que han estado involucrados en accidentes, aunque lo hace dirigiéndose puntualmente al mercado de los autos eléctricos, ya que, como se sabe, los vehículos a batería no tienen un alto valor de segunda mano por el temor de los consumidores a encontrarse con la parte más cara del vehículo, la batería, en estado crítico o próximo a tener que ser reemplazada. Como los costos de las baterías son muy elevados, muchos usuarios optan por dar de baja el auto y comprar uno nuevo, dejando un desecho industrial de gran valor y enorme capacidad de contaminación.

Habitualmente, esos vehículos, como también los que han sufrido accidentes de magnitud, son tratados con sistemas que consumen mucha energía solamente para convertirlos en la conocida chatarra sin darle utilidad alguna a algunas o todas las partes posibles que todavía sirvan.

Ese proceso que están desarrollando con EKODA consta de sistema de evaluación que permita seleccionar las piezas de autos eléctricos que tengan una segunda utilidad, incluso fuera de la industria del automóvil. El objetivo es lograr una movilidad sostenible a través de la creación de valor circular, un proceso que todos los fabricantes hacen en algún punto, unos con mayor alcance y otros con menos, pero que todos entienden que es un gran beneficio económico para la propia compañía y uno de gran impacto social para el mundo entero.

Una de las tecnologías centrales del proyecto EKODA implica el desarrollo de un software de inteligencia artificial que permita un desmontaje y procesamiento eficientes y económicamente viables de cada automóvil. Ese proceso de evaluación de las partes, permite seleccionar por ejemplo las baterías y luego de analizar su estado y funcionamiento, diagnosticas las posibles aplicaciones que podrían darse a esa parte vital de los EV (electric vehicles).

El proceso es complejo y está automatizado, de modo que un sistema de cámara primero registra el tipo, la designación del modelo, la clase de potencia y el número de serie de cada batería extraída de un automóvil y los compara con una base de datos interna. Luego, la tapa del paquete de baterías se retira de forma semiautomática para poder continuar con análisis adicionales como el del estado actual de la carga, la funcionalidad de la electrónica de control y el estado de las celdas individuales de la batería.

Así, una batería relativamente nueva que esté en buenas condiciones podría usarse nuevamente en un auto usado, pero si el acumulador es más antiguo podría usarse en una casa para ser alimentada por paneles solares o en una máquina agrícola pequeña.

Otros elementos que se pueden reutilizar son los engranajes dentados de una caja de cambios defectuosa, que tendrían utilidad en un scooter eléctrico reacondicionado. Algo similar podría suceder con partes de la carrocería o del tren de transmisión.

“Lo importante es que las piezas individuales se desmontan cuidadosamente a través de un proceso estandarizado y automatizado, ya que necesitamos encontrar formas posibles de reutilizar los componentes desde el principio”, explicó el doctor Uwe Frieß, Jefe del departamento de construcción, montaje y desmontaje de carrocerías en Fraunhofer IWU.

Al igual que ocurre con su programa de Economía Circular de Toyota Argentina en la planta de Zárate, el esquema planteado por el sistema EKODA alcanza también a las cadenas de suministro, los talleres de reparación y los desmanteladores de automóviles, para que de ese modo, los requisitos o solicitudes de repuestos puedan incorporarse al conjunto de datos del sistema de evaluación.

Es un concepto que gana terreno diariamente en todos los ámbitos. El reciclado, la reutilización, y por lo tanto la generación de una menor cantidad de desechos que se acumulan en el mundo es un camino que no tiene retorno. Lo aprendido no se puede olvidar y la conciencia ecológica ha llegado para quedarse y crecer un poco más a medida que más personas se proponen aportar algo, lo mínimo, como puede ser separar la basura doméstica.

Para la industria, además de las políticas medioamientales, terminará siendo también un negocio. Cuando los autos estén fabricados con más partes recicladas y reciclables, el nivel de contaminación de la fabricación habrá bajado tanto o más que el que producen los motores de combustión interna. Es solo cuestión de tiempo.

Fuente: https://www.infobae.com/


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