Comercio exterior ruso evita la parálisis tras un año de sanciones
La invasión rusa de Ucrania cumplirá este viernes, y el balance de las sanciones internacionales al país gobernado por Vladimir Putin se resume en que el comercio ruso crecerá un 5,4% este año, según la media de Bloomberg que recoge los resultados de los principales analistas macroeconómicos privados. Por tanto, Rusia consiguió esquivar la parálisis de su comercio exterior a pesar del objetivo de aislamiento por parte de del bloque Occidental de EE UU y la Unión Europea.
Desde que el 21 de febrero Vladimir Putin reconoció a los separatistas de Donesk y Lugansk (dos regiones en territorio Ucraniano) como independientes y ordenó el 24 de febrero el ingreso de las tropas en la zona, Estados Unidos y sus aliados respondieron con la primera sanción que, posteriormente, se convertiría en una ristra de bloqueos al comercio exterior ruso cada vez que Putin hacía un nuevo movimiento bélico en Ucrania, cuyas consecuencias eran pérdidas humanas.
Así, según el panel de datos de Castellum.AI, a las 2.659 sanciones que tenía Rusia antes de ocupar a la fuerza territorio ucraniano, se suman otras 11.307 desde el inicio de la ofensiva en esas dos regiones fronterizas de habla rusa. La mayoría provienen de Estados Unidos, Canadá, Suiza, Reino Unido y la Unión Europea.
Los datos confirmados señalan que las sanciones están siendo efectivas. La balanza exterior rusa va a seguir creciendo, aunque a un nivel más moderado. En concreto, el año pasado el comercio exterior ruso representó un 10,5% de su PIB, frente al 5,4% de crecimiento esperado por los analistas privados para este año.
Por trimestres, por ejemplo, en el primero de 2022, el comercio exterior se situó en torno al 10,5% del PIB y para el mismo período de este año se espera que caiga cinco puntos hasta el 5,5%. Pero lo destacable es que para el tercer y cuarto trimestre de este año el crecimiento será del 1,6% frente al 10% del mismo período del año pasado. Lo que sí se ve es el declive a la hora de implementar las sanciones, ya que en el cuarto trimestre del año 2022, el comercio ruso representó un 4,6% del PIB.
La reciente sanción que ha recibido Moscú es por parte de la Unión Europea, que va a obligar a los bancos a informar sobre los activos del Banco Central de Rusia. El objetivo de esto es controlar la escala del banco central y otros activos respaldados por el Estado que han sido movilizados en la UE. Esto se considera un primer paso para explorar opciones para usar esos fondos para contribuir a la reconstrucción de Ucrania.
La presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, aseguró que lo que necesitan desde la Unión es “saber dónde se encuentran y cuánto valen”.
Al mismo tiempo, la Comisión también propuso fortalecer las obligaciones de información sobre activos congelados vinculados a empresas y personas rusas sancionadas. Para esto proponen multas de hasta 50.000 euros para las personas y el 10% de la facturación anual para las entidades por no proporcionar la información requerida.
Así, la presidenta Ursula von der Leyen aseguró en un comunicado en vídeo que este nuevo paquete se va a centrar en bienes por valor de 11.000 millones de euros a través de las prohibiciones comerciales y el control tecnológico.
Caravana hacia Asia y Brasil
Lo que los países opositores a la guerra pretenden hacer con sus sanciones es exprimir la principal fuente de financiación de Rusia: el petróleo.
Las medidas han ensanchado el déficit presupuestario de Rusia. Ante esto, Moscú decidió establecer “represalias” a Occidente por sus sanciones y redujo la producción de petróleo en 500.000 barriles por día. Pero, según un análisis de Bloomberg, esto “puede estar más relacionado con la caída de la demanda de exportaciones que creó un descuento de unos 20 a 30 euros de su crudo, lo que en parte refleja el alto coste del transporte”.
Para suplir el gran agujero que le deja Europa, Moscú decidió derivar toda su artillería diplomática hacia el Este para encontrar socios comerciales y políticos en esta parte del globo. “Esto ya es una necesidad, no es una opción”, explicó el columnista de Bloomberg, Leonid Bershidsky.
En este sentido, Irán fue el primer socio aliado que Putin encontró en su caravana comercial por Oriente y es “una ganancia incuestionable”, aseguró Bershidsky. Pero luego hay como una cierta relación de amor y odio con otros nuevos socios como son China, India o Brasil. En su análisis, Leonid Bershidsky lo explica muy bien: “La irritación de sus líderes con Putin ha sido evidente en ocasiones, pero aún están dispuestos a consentirlo un poco, en un intento de alterar la hegemonía de Estados Unidos”.
En su momento, el actual presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva echó la culpa de la guerra de Ucrania tanto a Estados Unidos y sus aliados de la OTAN como a Rusia. “Esa tolerancia ha ayudado a la economía rusa a sobrevivir a las peores sanciones occidentales”, asegura el columnista de Bloomberg.
A esto se suma la ambigüedad de China con respecto a la invasión, ya que se han ofrecido como mediadores. Pero, al mismo tiempo, rechaza cualquier sanción aparte de las acordadas en Naciones Unidas y cree que los llamamientos que hace Estados Unidos para restringir el comercio “son una violación de la soberanía”.
De vuelta otra vez a los datos, en el primer semestre de 2022, el superávit por cuenta corriente de Rusia alcanzaba su máximo histórico de 136.842,88 millones de euros, ya que las exportaciones de energía continuaban a precios muy elevados y las importaciones solo habían caído un 6,7%. “El presupuesto ruso todavía asume ingresos por petróleo y gas en los niveles anteriores a la guerra a pesar del casi cese de las exportaciones de gas a Europa y el precio máximo impuesto por la UE al petróleo ruso”, explica Leonid Bershidsky.
Lo cierto es que Rusia ha perdido, quizás para siempre, a Europa como principal socio político y económico. El país mira ahora a Asia ante esta pérdida de sus mercados energéticos, que ganó y construyó en 1970 todavía como Unión Soviética, de entrada de divisas más confiable para el país. Pro este motivo, Rusia está ahora a merced de los mercados asiáticos.
Fuente: https://www.eleconomista.es/