Carreteras sin límites

Santo Domingo.- Es probable que algunos de nuestros amables lectores piensen al ver el título de este reportaje, que nos vamos a referir al sistema de carreteras alemanas conocidas como las “Autobahn”, famosas en el mundo por tener tramos en los cuales no existen límites oficiales para el control de la velocidad de los automóviles que por ellas transitan.

¡Pero no! De lo que queremos quejarnos es que parece que las calles y carreteras de la República Dominicana no tienen límites, no sólo de velocidad, sino que en ellas lo más insólito e inesperado puede suceder.

El respeto a las leyes de tránsito, o autoridad que las haga cumplir, es una quimera.

Los “padres de familia” del transporte público hacen lo que le venga en gana, ante la mirada indiferente de los agentes de la Autoridad Metropolitana del Transporte (AMET), últimos estos que les tienen más miedo a esos “profesionales del volante” que el que le tiene el diablo a la cruz.

En cuanto a los motoristas, hay que afirmar rotundamente que es el mayor de los problemas, no sólo para la seguridad vial, sino también para la seguridad ciudadana.

A pesar de que la Dirección General de Impuestos Internos (DGII) otorgó un largo plazo para que las todas las motocicletas sacaran sus respectivas placas, el mismo venció el pasado 31 de diciembre y todavía más de seis cientos mil andan sin matrícula ni placa; pero ya nadie habla de eso.

Grandes cráteres que ocasionan accidentes y dañan los vehículos, falta de señalización, semáforos inservibles y no sincronizados, pero lo más grave es la falta de conciencia de quienes no entendemos que el conducir un automóvil es un derecho que conlleva muchas y serias responsabilidades.

Y ante todo esto, catorce (14) instituciones públicas consumen una buena parte del presupuesto nacional, sin otro objetivo que satisfacer el clientelismo convertido en una burocracia disfuncional.

Ante esta perspectiva, no es de extrañar que ocupemos el segundo lugar en el mundo entre países con más muertes por accidentes de tránsito comparado con su población, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Entonces, es muy comprensible que la Presidencia de la República ha tenido que enfrascarse en una agresiva campaña publicitaria buscando crear algo de conciencia entre la población.

Peligro se incrementa en horarios nocturnos

Pero cuando la situación se vuelve caótica y espeluznante, es cuando nos vemos precisados a transitar por una de nuestras principales carreteras en horario nocturno.

Más oscuras que la boca de un lobo, se magnifican las posibilidades de accidentes, debido sobre todo a vehículos estacionados sin luces de advertencia y atropellamiento de peatones; pero el más prevenible, si existieran leyes y autoridades, sería el chocar con animales domésticos tales como vacas, caballos, y burros, entre otros.


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