Caníbales de una isla polinesia se comieron a un turista alemán
Madrid.- A veces, el turismo irresponsable juega malas pasadas. Un viajero alemán ha sido carne de caníbales en una isla polinesia. Este enunciado, que podría pertenecer perfectamente a la historia de los diarios de finales del siglo XIX se ha producido en nuestros días. Stefan Ramin, un consejero ejecutivo de una empresa de Hamburgo (Alemania), y su novia, Heike Dorsh, decidieron vivir las aventuras de la novela “Taipi, un edén caníbal” (escrita por Herman Melville) en su propia carne.Para ello, la pareja emprendió su viaje en 2008, tras largos preparativos, siguiendo la ruta que marcaba el libro y que les llevó, en catamarán, hasta la Polinesia francesa, donde tenían previsto pasar varios meses. Allí, Ramín conoció al guía local Henri Haiti, quien le ofreció la posibilidad de llevarle a las Islas Marquesas.
Haití le prometió sitio en una cacería de cabras salvajes, una tradición muy antigua en la zona. Lo que no sabía el alemán es que esta cacería acabaría convirtiéndose en la suya propia. Se supone que Ramin fue víctima de un ritual caníbal, ya que se han encontrado huesos, trozos de dientes, ropa y restos calcinados en la selva según publica el diario El Mundo.
La voz de alarma la dio la novia del alemán. Y es que el guía sí volvió de la cacería para decirle a Dorsh que su novio había tenido un accidente en la isla. Cuando Dorsh se puso en marcha, junto con el guía, para intentar ayudar a Ramin, también cayó en la trampa. Una vez en la selva, el guía le ató a un árbol y le violó. Dorsh puso escapar y denunciarlo. Al principio pocos la creían, pero las autoridades alemanas presionaron para que el ejército se involucrase en la búsqueda del alemán, algo que finalmente ocurrió.