Aviones fabricados por Boeing serían vulnerables a ataques hechos por internet
Ciudad de Buenos Aires, Argentina.- Entre las numerosas teorías de conspiración alrededor del atentado a las Torres Gemelas el 11 de septiembre del 2001 se encontraba una que particularmente podría volverse más verosímil a la vista de los acontecimientos. Según esa teoría, los aviones supuestamente secuestrados y pilotados por terroristas sin experiencia de vuelo en realidad fueron comandados remotamente gracias a la intervención electrónica de hackers que condujeron los aviones a distancia.Si bien la idea parece más de una serie de TV, un descubrimiento sobre el diseño de ciertos chips de Boeing podría volver realidad esa teoría en cualquier momento. Serguéi Skorobogatov de la Universidad de Cambridge y Chris Woods de los laboratorios Quo Vadis afirman que descubrieron el método que un hacker podría usar para acceder a las ‘entrañas’ del chip producido por la compañía estadounidense Actel.
Sería relativamente fácil ‘penetrar’ en el chip a través de la red global si el dispositivo estuviera conectado a Internet. Normalmente sería necesaria una clave de acceso, pero en el caso de la ‘puerta trasera’ no se requiere un canal de conexión codificado.
“El atacante puede deshabilitar la seguridad del chip, reprogramar las contraseñas criptográficas de acceso o incluso dañar totalmente el dispositivo’, explicaron los especialistas.
La ‘puerta trasera’ encontrada por los informáticos de Cambridge, podría ser introducida en el chip por la misma compañía productora. Se trata de “una función adicional indocumentada introducida intencionalmente en el dispositivo para una funcionalidad extra”, explica Woods. En otras palabas, es un camino secreto para ‘penetrar’ en el chip y controlarlo.
“El verdadero problema consiste en que la seguridad puede ser comprometida a través de cualquier ‘puerta trasera’, ya que son muy fáciles de encontrar y aprovechar”, enfatiza el informático.
Los especialistas señalaron que alertaron a las instituciones gubernamentales competentes sobre el peligro y les ofrecieron todos los detalles sobre la vulnerabilidad del dispositivo.
En ese marco, el Dream Tour de Boeing 787 concluyó la semana pasada su séptimo segmento de viajes, de manera que son ya 56 mil personas las que han viajado en esta aeronave.
Este ‘dreamliner’ es un avión de pruebas reacondicionado en el que han viajado más de 50 mil personas, y se espera la participación de 6 mil más para las próximas escalas. El siguiente viaje de la aeronave, denominada ZA003, despegará de Boeing Field, ubicado en los cuarteles generales de la firma, en Everett, Washington, y viajará con destino a Sydney, Australia.
El viaje brindó la oportunidad de observar de cerca al ZA003 a representantes de aerolíneas, gobierno, empleados de Boeing, proveedores y representantes de los medios de comunicación.
Al concluir el Dream Tour, la aeronave será sometida a mantenimiento y se reincorporará a la flota de 787, de Boeing. Y aunque ya cuenta con su certificación, se llevan a cabo pruebas para mejorar el producto y las tecnologías que serán en el nuevo 787-9.
El ZA003 cuenta con todas las características de un 787, a las que se les agrega un vestíbulo de bienvenida ventanillas eléctricas con control remoto, compartimientos para equipaje de mayor tamaño e iluminación dinámica basada en LEDs. La aerolínea LAN compró recientemente 32 de estos aparatos en la mayor inversión de su historia: US$ 3.500 millones.
Boeing en la carrera espacial
En el marco de la ‘privatización’ de la carrera espacial, la compañía aeronáutica Boeing tiene su propio proyecto para crear un complicado sistema de lanzamiento destinado a poner pequeños satélites âde hasta 50 kilogramos de pesoâ en órbita. La propuesta del fabricante estadounidense se basa en un lanzamiento en cuatro etapas. La primera se iniciaría con el despegue de un WhiteKnightTwo, una aeronave con doble fuselaje diseñada para transportar un avión supersónico no tripulado.
Una vez alcanzados los 10.000 metros de altura, este avión supersónico se separaría. En esta segunda etapa, la nave se elevaría hasta los 20 kilómetros de altura y superaría en cuatro veces y media la velocidad del sonido. En ese punto se iniciaría la tercera fase, en la que un avión hipersónico tendría que elevarse otra decena de kilómetros más y alcanzar una velocidad diez veces superior a la del sonido. A 30 kilómetros de altura, esta tercera aeronave lanzaría un cohete que se encargaría de poner el pequeño satélite en órbita.
Fuente: http://www.urgente24.com