Autos eléctricos o convencionales: en qué se diferencian las baterías de cada uno

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Con la llegada de los autos eléctricos al mundo de la movilidad, la palabra batería pasó ser casi tan importante como el motor para un vehículo. Para muchos, especialmente quienes no tienen interés por saber de mecánica, electrónica o electricidad; se ha generado una confusión respecto a la distinción (o no) entre la batería de los autos convencionales con motor a gasolina y la de los autos que se mueven por un motor eléctrico. Entonces, para entender la diferencia, vale la descripción básica del funcionamiento de cada una.

La batería rectangular de un tamaño aproximado al de un bloque de concreto como los de construcción, cumple la función de ser una fuente de energía para el vehículo para cuando el motor, y por lo tanto el alternador, se encuentran apagados. Son las famosas baterías de ácido y plomo, que cumplen la función de dar la energía que permite mover el motor de arranque de un auto, con el que se enciende el motor.

También, gracias a esta batería, el auto puede usar las luces, el equipo de sonido y la climatización por un determinado lapso de tiempo, aunque consumiendo la carga que no se recuperará hasta que el motor y el alternador estén en funcionamiento. Además mantiene la memoria dinámica de los controles que la necesitan y alimenta el sistema de alarma para cuando el auto está detenido, sin ocupantes a bordo.

Estas baterías han demostrado ser la mejor opción de alimentación eléctrica para automóviles con propulsión no electrificada y tienen un rango de uso de entre -30°C y 70°C de temperatura. Por esa razón, en zonas muy frías, se suele elegir una batería más potente, ya que el promedio de arranque de los autos en todo un año es de 18°C, pero en determinadas regiones ese número baja considerablemente.

Una elección de la batería correcta es fundamental para que la vida útil sea la correcta, ya que, así como una bomba de combustible que no funcione bien y descargue el circuito en las horas de reposo exigirá más a la batería porque accionará el burro de arranque hasta que el caudal de combustible esté al nivel necesario para que el motor pueda encender, un motor de arranque más frío demandará más esfuerzo de electricidad para moverse y reducirá los años de duración de la batería por excederse en su uso.

Algunos años atrás era necesario hacer un mantenimiento de las baterías, que constaba de mantener siempre alto el nivel del electrolito, lo que se hacía rellenando las celdas con agua destilada periódicamente. En la actualidad, las baterías son “libres de mantenimiento” y además tienen una luz testigo de color verde que mantiene informado al usuario de la condición de la misma. De todos modos, siempre es recomendable mantener los contactos o bornes de las baterías, donde se conectan los cables, bien limpios, para evitar que se sulfaten. Esta tarea es muy sencilla y se hace con el motor apagado, aplicando agua caliente a esos terminales.

Pero cuando hablamos de autos eléctricos, el tema de la batería toma completamente otro protagonismo, porque a diferencia de los autos con motores de combustión interna, en los autos que se mueven con motores eléctricos, la batería es la que genera el movimiento mismo. No se encienden, solo se activa el contacto para colocar la transmisión en marcha adelante o retroceso y se acelera para mover el vehículo. La batería de un auto eléctrico es todo, absolutamente todo, lo que permite que funcione el motor, pero también todos los demás sistemas que equipan un auto, desde las ventanillas eléctricas, la climatización, el sonido, las luces y el sistema de info-entretenimiento.

El primer auto eléctrico fue el Chevrolet Volt, que tenía un paquete enorme de baterías de plomo ácido en la parte trasera y que era, además de excesivamente pesado, bastante poco eficiente. Cuando nació la batería de iones de litio que equipa al 90% de los autos actuales, el peso se redujo, aunque sigue siendo en promedio de unos 300 kg, y la eficiencia o autonomía creció muchísimo.

Estas baterías tienen la arquitectura de una gran caja, llena de pequeñas pilas como las AA recargables como que se encuentran en muchos de los artefactos eléctricos portátiles. Por su diseño, van alojadas en el piso de los autos, el usuario no tiene acceso a ellas desde ningún sitio y tienen un sistema de control electrónico y de refrigeración muy complejos.

No hay que hacer ningún tipo de mantenimiento salvo el de controlar el tipo de carga que se les aplique, porque en función de ello, de la potencia del cargador que se use para recargarlas, dependerá la vida útil del pack. Cuánto más veces se las cargue con potencia alta, menos tiempo mantendrán la eficiencia, aunque Tesla, el líder o pionero de la movilidad eléctrica, asegura que hasta por lo menos 8 años, las baterías no presentan mermas de rendimiento, y Nissan, fabricante de uno de los primeros autos eléctricos como es el Leaf, ya ha superado los 12 años sin problemas de eficiencia de sus baterías.

Lo que hay que tener en cuenta al momento de usar un auto eléctrico para viajes o traslados a distancias algo lejanas, es decir para uso fuera de las ciudades, es que la autonomía depende de la velocidad a la que se viaje, pero también de los sistemas eléctricos a bordo que estén encendidos.

Un auto que tiene la autonomía al límite para llegar al siguiente punto de recarga puede mejorar notablemente si se apaga el sistema de audio y el climatizador. También, los autos eléctricos tienen un regenerador de energía, que si se aprende a usar eficientemente, puede alargar el rendimiento de la carga en un 10 a un 20% dependiendo del uso y de la velocidad a la que se circule.

Fuente: https://www.infobae.com/


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