Ataques hutíes en el mar Rojo obligan a las navieras internacionales a seguir rodeando las costas de África

Las principales empresas navieras del mundo están evitando navegar por el estrecho de Bab el-Mandeb, que constituye el acceso al mar Rojo y, por tanto, al Canal de Suez, lo que permite acceder directamente al mar Mediterráneo sin tener que rodear el continente africano.

Los ataques por parte de los hutíes a embarcaciones en alta mar, como manera de mostrar su solidaridad hacia Hamás, están perjudicando seriamente al comercio internacional, ya que las rutas que están adoptando las compañías navieras son más largas y, por tanto, más costosas.

Incertidumbre en el mar Rojo

La iniciativa de no regresar aún a la ruta del mar Rojo ha sido de la compañía naviera danesa Maersk, cuyos portavoces han señalado que los ataques de los hutíes a barcos y petroleros han creado un problema de seguridad a largo plazo que tardará en resolverse.

Las empresas navieras internacionales no quieren poner en riesgo la seguridad de sus tripulantes y los intereses de sus clientes, exponiéndose a los ataques de un grupo ideológico indisciplinado como son los hutíes, reconocidos por plegarse a las políticas e intereses iraníes.

De esta manera, Maersk ha anunciado que seguirá enviando sus embarcaciones a través del Cabo de Buena Esperanza, el extremo sur del continente africano, hasta que se pueda garantizar la seguridad de los transportes a través del mar Rojo. En palabras de Vincent Clerc, CEO de la naviera danesa: “No va a haber un regreso inminente de nuestros barcos al mar Rojo debido a la incertidumbre”.

Ataques de los hutíes

Según las cifras proporcionadas por el Centro de Experiencia en Seguridad Marítima francés, el número de proyectiles de guerra disparados por los hutíes contra barcos comerciales ha superado los 700, incluyendo misiles y drones. Además, el Centro había recomendado a las navieras que tuvieran precaución y no navegaran por la zona del mar Rojo, aunque los hutíes hubieran dejado de atacar barcos.

Hay que recordar que, en agosto de 2024, el MV Sounion que transportaba un millón de barriles de crudo, fue atacado y saboteado con explosivos por los hutíes como parte de su campaña de solidaridad con Hamás por la guerra de Gaza. Esta embarcación fue rescatada en enero de este año, tras meses de intentos por remolcar, extinguir los incendios y descargar el crudo sobrante.

Desde el inicio de la guerra en Gaza en 2023, los rebeldes han atacado al menos unos 100 buques mercantes con misiles y aviones no tripulados. Según informa Euronews, los hutíes declaran que atacan barcos que estén vinculados a Israel, Estados Unidos o el Reino Unido y así poder presionar para lograr el fin de la campaña israelí contra Hamás en Gaza.

Según la misma fuente, muchos de los barcos no tienen casi relación o directamente ninguna con el conflicto, incluso hay algunos con destino a Irán. Se estima, también, que los ataques que afectan a buques en alta mar han disminuido desde finales de diciembre de 2024.

Consecuencias de la decisión

Para los países de la región, la decisión de las compañías navieras afecta a sus ingresos financieros, que han disminuido desde que los hutíes comenzaron con sus ataques tras el estallido del conflicto palestino-israelí. La situación es especialmente grave para Egipto, que esperaba que los ataques de los hutíes se calmaran y volviera la actividad de transporte marítimo a través del Canal de Suez.

Para los propios hutíes, esta decisión también tiene consecuencias, ya que van a permanecer bajo la observación internacional, ya que el problema que han generado está generando graves trastornos al comercio internacional.

De hecho, los hutíes ya están percibiendo las repercusiones de sus acciones a nivel internacional, que no benefician al eje iraní del que forman parte. Por ejemplo, Estados Unidos ha vuelto a incluir al grupo de los hutíes en la lista de organizaciones terroristas extranjeras, un indicativo de la política que va a seguir la Administración de Donald Trump, que es conocido por su firmeza contra Irán y sus armas en la región.

Lo cierto es que las compañías navieras siguen prefiriendo tener que hacer frente a gastos adicionales en vez de poner en riesgo a sus barcos y sus tripulaciones, y exponerse a posibles daños causados por los hutíes, que supondrían importantes cargas para las compañías aseguradoras por las indemnizaciones para los afectados.

Fuente: https://www.atalayar.com/


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