Ataque contra un buque iraní eleva la tensión en el mar Rojo
Las aguas que rodean Arabia vuelven a caldearse tras el ataque del martes contra un buque iraní en el mar Rojo. El MV Saviz , considerado una especie de nave nodriza de los Guardianes de la Revolución, sufrió desperfectos tras la explosión de una mina que estaba adosada a su casco bajo la superficie.
El barco lleva más de cuatro años anclado en aguas internacionales, entre las costas de Eritrea y las de Yemen, muy cerca también del litoral saudí. El atentado no ha sido reivindicado, pero las sospechas recaen en Israel, algo que The New York Times ha podido confirmar con sus fuentes en el aparato de seguridad de Estados Unidos, que afirman haber sido informadas sobre la operación por sus homólogos israelíes.
La fecha no parece escogida al azar. Casi a la misma hora se retomaban en Viena los contactos, todavía indirectos, entre Washington y Teherán. Francia, Alemania y el Reino Unido –además de China y Rusia– actúan como mediadores para reactivar el acuerdo de supervisión del programa nu¬clear iraní, del que Donald Trump se apeó hace tres años.
El ministro de Exteriores iraní reconoció ayer el incidente, “sin bajas”, y las televisiones mostraron las llamas, pero se retuvo a la hora de nombrar a un culpable. Es probable que la respuesta llegue en forma de un ataque, que tampoco será reivindicado.
Hace dos semanas, el Lori , un carguero de bandera israelí con destino a Corea del Sur, fue alcanzado por un misil cerca de Omán. Poco antes, un carguero iraní sufría otro ataque en el Mediterráneo. No era un caso aislado. Pese a la censura militar, en Israel se da por supuesto que la peor catástrofe ecológica de su historia, que el mes pasado dejó las playas cubiertas de chapapote, fue probablemente fruto de una de estas operaciones clandestinas. Tel Aviv aún no ha nombrado al buque en el origen del vertido, cuyos efluvios han contaminado también las costas libanesas.
El repunte de tensión llega cuando apenas comenzaba a aligerarse la larga cola en el canal de Suez, bloqueado durante días por el portacontenedores Ever Given. En su salida al Mediterráneo, tres petroleros iraníes con un millón de barriles estarían a la espera de escolta naval rusa para poder alcanzar las costas sirias sin novedad. Siria, un modesto productor de crudo, no tiene acceso a la mayor parte de sus reservas, habiendo quedado en la zona ocupada por EE.UU. y la milicia kurda, que las explotan.
La novedad en este frente, según adelanta la prensa turca, es que el Gobierno sirio habría acordado la reapertura de varios puntos de paso con sus antiguos aliados kurdos, en contra de la opinión de Washington. Las colas a aligerar, en este caso, son las de las gasolineras de Damasco. Las aguas de Arabia se están caldeando, pero difícilmente entrarán en ebullición si no lo hicieron ya mientras duró el irrepetible dúo formado por Donald Trump y Beniamin Netanyahu, con un penúltimo verano particularmente caliente.
Más recientemente, Irán ha acusado a Israel de estar detrás de una explosión en su central nuclear de Natanz y en el asesinato, aún más envuelto en misterio, del fundador de su programa atómico, Mohsen Fakhrizadeh.
Teherán quiere hacer creer que el MV Saviz es “un buque comercial”. Sus enemigos lo definen como un centro de inteligencia, implicado en los esfuerzos para hacer llegar armamento de contrabando al bloqueado gobierno rebelde de Saná. Arabia Saudí, que no ha logrado sus objetivos militares en Yemen, es el primer interesado en golpear uno de los respiraderos del movimiento Ansaralah, que ha demostrado su capacidad de golpear sus ciudades y sus refinerías.
Israel, que también ataca cotidianamente objetivos iraníes en el interior de Siria, es menos vulnerable a represalias de Teherán.
Mientras tanto, Joe Biden no parece que vaya a dejarse acorralar por aquellos que quisieron borrar su legado y el de Barack Obama. Ayer su secretario de Estado, Antony Blinken anunció el restablecimiento de la financiación a los palestinos suprimida por Trump. Serán 150 millones de dólares para los refugiados y 85 millones en asistencia directa.
Fuente: https://www.lavanguardia.com/