Así es el nuevo ‘avión invisible’ de EE.UU.

Estados Unidos quiere un nuevo tipo de avión en su arsenal militar: una nave nodriza ‘invisible’ para abastecer a sus cazas y bombarderos en espacio aéreo hostil. Su objetivo, según acaba de anunciar la Fuerza Aérea, es tener las primeras unidades en el aire en 2040.

Hasta ahora, las aeronaves para el abastecimiento de combustible han sido aviones cisterna que utilizaban fuselajes estándar como cualquier avión de carga o pasajeros. Pero los requerimientos están cambiando rápidamente sobre todo por la escalada de tensión entre los EEUU y China. Los norteamericanos temen que Pekín pueda intentar invadir Taiwán en un futuro próximo siguiendo los pasos de Vladimir Putin en Ucrania. La dictadura asiática sigue incrementando su campaña de acoso y agresión a la isla independiente a la vez que incrementa el número de buques y submarinos en su Armada con el objetivo de dominar la región y establecer nuevas áreas de control.

Cuestión de supervivencia

Para los americanos, es vital contar ahora con un sistema de abastecimiento en el aire que garantice la operatividad de sus aviones de combate invisibles, como los F-22 Raptor, F-35 Lightning II, el B-2 Spirit o el nuevo B-21 Raider, así como los nuevos drones de combate que está desarrollando.

El nuevo programa de nave nodriza furtiva se llama NGAS, siglas en inglés de sistema de abastecimiento de combustible de nueva generación. El programa NGAS acaba de lanzarse con lo que técnicamente se llama Request for Information (solicitud de información), una invitación para que las diferentes compañías aeroespaciales de los EEUU presenten propuestas. El requerimiento principal es la supervivencia de estas aeronaves de suministro, cruciales para el ejército del aire norteamericano, como apunta la revista Air & Space Forces.

La unidad de innovación para la defensa de los EEUU ya estaba evaluando varios prototipos de aviones con fuselaje integrado o ‘blended-wing body’, en el que el ala se convierte íntegramente en el cuerpo del avión, como sucede con los bombarderos B-2 y el B-21. Este tipo de ala, combinado con un diseño de salidas de motor que minimice la observabilidad del escape de gases calientes del avión y recubrimientos especiales que absorban las señales de radar, hace que el perfil de radar de estas aeronaves pueda ser lo suficientemente pequeño como no ser detectados por los radares enemigos. O, por lo menos, esa es la teoría: tanto Rusia como China afirman tener nuevos radares capaces de detectar este tipo de máquinas. Los americanos, mientras tanto, dicen que los nuevos materiales ultrasecretos del B-21 hacen imposible su detección.

Las opciones (por ahora)

Sea como sea, la realidad es que el programa NGAS está en marcha y ya tiene, por lo menos, tres contendientes en la puja por llevarse uno de los programas armamentísticos clave de las siguientes décadas.

El primero es Boeing, que lleva tiempo experimentando con su modelo X-48, un prototipo que por ahora ha servido para estudiar maneras de ahorrar combustible e incrementar la capacidad de carga en aviones comerciales. El fabricante tiene ya un concepto de nave nodriza usando esa tecnología como base.

El segundo es Lockheed Martin, que ha desarrollado el concepto del KC-Z (en la imagen en la cabecera del artículo), otro fuselaje de ala integrada que bebe de su trabajo con drones de estas características. Esta compañía ya propuso en su día el uso del dron experimental MQ-25 como base para una pequeña plataforma de repostaje que pudiera desplegarse desde los portaaviones de la Armada de los EEUU.

El tercero en discordia es Northrop Grumman, el fabricante del B-2 y B-21. Sin duda, es la compañía con más experiencia en este tipo de diseños. Para empezar, el fundador de Northrop — Jack Northrop — inventó el ala volante N9M tres años antes de que los Nazis desarrollasen su Horten Ho 229, meses antes de su derrota. Y obviamente, su experiencia con los bombarderos invisibles antes mencionados les hacen los favoritos en esta carrera.

Fuente: https://www.elconfidencial.com/


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