Así era el buque Pelayo, el acorazado que pudo cambiar la historia de España en 1898

La ingeniería militar es uno de los campos más avanzados a lo largo de la historia de la humanidad. Así, ante los temores de un conflicto bélico a lo largo de los siglos muchos de los inventos pioneros se han desarrollado dentro de este sector.

Aviones, buques o los nuevos drones son solamente algunos de los exponentes que en la actualidad copan este sector. Incluso, tecnologías que cambiaron por completo el mundo cómo internet fueron desarrollados por inteligencia militar para luego ser el centro de las vidas en todo el planeta.

Así las cosas, la humanidad no hubiese descubierto muchas de las nuevas tecnologías sin los avances militares. Además, las páginas de la historia se encuentran repletas de ejemplos acerca de estos inventos entre los que destacan batallas o simplemente viajes de algunos exponentes como los buques militares.

España es un país que cuenta con una gran tradición marítima en su historia. Pese a que el descubrimiento de América es el gran exponente de la historia naval española otros puntos del país como Barcelona siempre han estado relacionados con el mar desde varios siglos atrás.

“El Solitario”

La perdida de los territorios en la Guerra del 98 fue, incluso, capaz de cambiar el transcurso del país cuenta con distintos eventos militares vinculados al mar que tuvieron como protagonista uno de los buques más emblemáticos de España, El Pelayo.

Ante las insurrecciones que desencadenaron el desastre del 98 se idearon distintos planes para tratar de sofocar los intentos. Así, se elaboró el conocido como contragolpe español, un intento de movilizar la flota nacional disponible para poder atacar la costa de Estados Unidos cambiando el curso del conflicto.

Para ello, uno de los buques más destacados para esta empresa fue El Pelayo, un barco muy importante para la armada española gracias a sus características. El acorazado estaba propulsado por cuatro máquinas verticales de doble expansión que le permitían viajar a 16,7 nudos de velocidad con hasta 3.000 millas náuticas de autonomía.

Además, el acorazado contaba con una forma de diamante para su armamento principal que albergaba dos cañones González Hontonria, destacados en la época, uno en cada lado del navío. Estos complementaban el resto del potente sistema de ataques que convirtieron a este acorazado en el único español de la época siendo llamado también cómo El Solitario. Así, su llegada a las costas insurgentes pudo haber sido clave gracias al poderío militar con el que contaba con sus distintos cañones aunque no pudiese acceder al lugar.

Gracias a sus imponentes características el navío se convirtió en el principal referente de la armada española aunque no llegó, por una serie de infortunios, a apoyar en el conflicto. La falta de apoyos internacional a España provocó el fiasco de todo el plan de contragolpe ideado por el Gobierno español, en gran por culpa de Gran Bretaña que se oponía a una guerra en todo el Atlántico.

Así, El Pelayo en un cambio de rumbo quedaría retenido en el canal de Suez retornando finalmente a las costas españolas tras el desastre colonial. Integrado en la 2ª División al mando del capitán de navío José Ferrándiz y Niño esta estaba compuesta por el acorazado Pelayo, el acorazado-guardacostas Vitoria y los destructores Audaz, Osado y Proserpina su objetivo era llegar a las costas americanas, algo que causaba gran preocupación en los mandos militares americanos.

Aun así, el bloqueo causado por las trabas de las autoridades egipcias influenciadas por Londres imposibilitó que el Pelayo pudiese llevar a cabo sus objetivos.

Durante el paro llegaron las noticias del desastre por lo que se decidió retornar a España donde cumpliría sus últimos servicios.

Pese a que su uso quedó obsoleto en los años siguientes con la aparición de nuevos buques Clase España el navío todavía tendría uso en otros conflictos. En la Guerra del Rif, por ejemplo, contó con una gran importancia aunque solamente 15 años después fuese dado de baja el 1 de agosto de 1924.

Fuente: https://www.larazon.es/


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